miércoles, 26 de enero de 2011

Las cartas sobre la mesa


No tardó en venir, llevaba una lata de Cocacola en la mano.

-¡Buenos días!, ¿Qué tal te encuentras?.

-¿Qué me ha pasado?- le pregunté mientras él se acercaba cuidadosamente a mi camilla.

-Que no me hiciste caso.

-¿Cuándo?.

-Cuando estábamos en el bar- dio un trago de Cocacola.

-¿En qué no te hice caso?.

-Te dije que no comieras los cacahuetes pero no me hiciste caso, es más, recuerdo con una completa y absoluta nitidez cómo me dijiste que siempre haces lo que quieres.

Le hice una mueca, él tenía toda la razón del mundo.

-Bueno, y bien bien, ¿qué me ha pasado?.

-Una intoxicación y una deshidratación de caballo es lo que te ha pasado, y bueno, por no mencionar la cantidad de alcohol que tomaste anoche.

-Oooh soy ridícula.

-No, no lo eres- se sentó en la butaca y echó un vistazo a la revista que había encima de ella.


Un silencio catedrático se apoderó de la habitación. Cerré los ojos por unos segundos, luego los volví a abrir para poder ver qué hacía Sparrow. Él seguía leyendo la revista de decoración.

-¿Qué haces?- le pregunté, echaba en falta hablar con él.

-¿A ti qué te parece?- contestó sin levantar los ojos de la revista.

-Bueno, seguro que jugar al parchís no.

-Vaya, desde luego tu pérdida de conocimiento ha afectado a tu capacidad de retórica.

-Vaya, desde luego tu revista de decoración ha afectado a tu capacidad de empatía.

-Uhmmm, podría haber estado mejor, Susannita. Estoy mirando a ver si encuentro un sofá bueno, bonito y barato porque desde luego el que tengo está para tirar.

-Yaa, bueno lo siento.

-Tranquila. En la página 128 hay uno que está bien. Sale a 80 euros.

-¿¿80??, menuda ganga.

-Sí, por persona no está mal.

-¿Por persona?, ¿Vives con alguien más?.

-No.

-¿Entonces?.

-A ver Marina, el sofá será mío, ¿pero por culpa de quién tengo que comprarme uno nuevo?, además, lo vamos a disfrutar más veces.

-Vale, vale, vale. Punto uno: No pienso pagarte el sofá, lo mío ha sido un accidente y lo ibas a tirar de todas formas, recuerdo con una completa y absoluta nitidez (pronunciando sus antiguas palabras) cómo me lo dijiste (me guiñó un ojo). Punto dos: no me culpes de nada, como ya hemos dicho... fue un accidente. Punto tres: ¿A ti qué te hace pensar que lo vamos a disfrutar más veces?.

-¿Y el punto cuatro?- me dijo con ganas de que abordáramos ese punto, pero yo no tenía ni idea de a qué se refería. Entonces caí, acababa de llamarme por mi verdadero nombre, Marina.

-¿Cómo lo sabes?- le pregunté un poco a la defensiva.

-Tuvimos que mirar tu identidad en el DNI. Sabía que me mentías. ¿Por qué lo hiciste?.

-No sé... bueno, supongo que de vez en cuando es bueno ser otra persona.

-Pero eso es un delito.

-No, no lo es. Es un delito suplantar una identidad, yo simplemente he inventado ser alguien que no soy.

-Igualmente arderás en el infierno por mentir.- soltó algo irónico.

-En el infierno ya estuve anoche contigo.

-¿Sí?, vaya, porque yo estuve en el cielo.

Callé, no sabía qué decir en ese momento, quizá sí que me había afectado mi pérdida de conocimiento.

-Dime el tuyo.-le dije duramente.

-¿El qué mío?.

-Tu nombre.

-No te lo pienso decir.

-Yo ya te he dicho el mío.

-No, yo he descubierto el tuyo- dijo enfatizando el "yo".

-Dímelo, por favor.

-Jamás, Marina, un buen capitán nunca se quita el sombrero.


Y sin más se levantó de la butaca, apretujó la lata de Cocacola y la tiró en un papelera que había en la habitación. Después, salió por el umbral de la puerta.

Pasaron semanas hasta que le volví a ver.

1 comentario:

  1. Mmmm... Cuál es tu nombre Capitán Jack Sparrow?
    Pobre Susanita...

    Para cuando el proximo. Te he dicho ya que me encanta??

    Besosss**

    ResponderEliminar